Si la gente fuera sincera en las redes sociales, nadie les haría caso, no existirían los influencers y las reinas del internet vivirían en la quiebra.
La gente quiere sinceridad siempre, pero a veces es mejor disimular o esconder algunos defectos que no nos gustan de nuestro cuerpo, antes de ser señalados, criticados o juzgados por nuestra apariencia.